jueves, 21 de mayo de 2009

Más que tres centavos


Fui creado a su imagen y semejanza. Sé que te parece malo que sea así pero, al fin y al cabo, ¿no hemos sido creados todos de la misma manera? No estas de acuerdo con mi forma de ser, con lo directo que soy al empezar a expresar mis ideas pero, no es mi culpa, sólo ha sido mi creador.
Hoy te muestro una nueva visión de las cosas que tienen que ver conmigo. Una nueva página se escribe en mi alma y no queda más que recibirlo con pasión infinita, con dulzura inagotable, con el mismo entusiasmo que inspira una bella creación al momento de ser ideada.
He vivido desde que el hombre tiene conciencia, desde que buscó expandir sus horizontes. Y, ¿tú te atreves a cuestionar mi forma de ser? Todo esto no es más que mi creador hablando a través de mi voz, de mí ser. No soy alguien ordinario, sólo soy una lagrima que baja por tu mejilla y un viajero guiado por una brújula que apunta siempre al norte. A tu norte…
Dime qué puedo hacer cuando me siento a ver al tiempo pasar. Dime qué hacer cuando veo que el creador arrasa con tu belleza, la destruye y la lleva al mar. Dime qué hacer cuando el blanco de la nieve cubre la tierra en un invierno que parece interminable. Dime que hacer…
La anarquía de la soledad; ella llega para quedarse y, ¿quien puede contradecirle? Veo como se arrastra por el suelo, como repta por las paredes cuál alimaña despiadada y llega hasta mí ser. Veo como sus garras me abrazan, como se prenden a mí, como me llevan hasta una existencia llena de vacío, de nada y nada. Veo al pasado como quien mira al presente o como quien lo hace hacia el futuro y, para mi, ya todo es igual. Nada es lo que era, nada lo será.
Ahora me criticas por ser quien soy, por haber sido tan deliciosamente diseñado por mi creador. Me criticas por no tener introducción en mis ideas, me condenas por terminar de explicar todo con estructuras escuetas. Pero, dime, ¿la vida no es una gran paradoja?, ¿acaso la vida no esta llena de formas escuetas y simples? A veces, siento que no ves las cosas de la misma forma que yo. La verdad, tampoco lo deseo así. Yo sólo he sido creado para decirte un mensaje, unas cuantas ideas. Mis formas responden al mensaje y, al mismo tiempo, yo soy el mensaje y el creador. No soy más que un reflejo de su inspiración, de su pasión, de esa llama que abrasa su interior.
Consumido estoy por la melancolía y en mí la soledad vive. Melancolía y soledad, eternas rivales que luchan por trozos de mi alma, por pedazos más y más grandes de esta simple creación que batalla por no ser destrozada y olvidada. Me consumes y me olvidas, así es la vida de alguien como yo. Un día me observas a lo lejos y ves tantas virtudes en mí que no puedes evitar acercarte más y, al estar frente a mi faz, no puedes evitar sentir asco y repulsión. Vaya, que ironía esconde la vida en su esencia.
Hoy, no me queda más que esperar en un simple estante, viendo al tiempo pasar frente a mí, a la gente entrar a este almacén de recuerdos, de ideas, de sueños perdidos. Sólo me queda reposar en un viejo estante esperando la llegada de algún comprador que tenga a bien considerar que mis ideas, las de mi creador, que mi forma, mi figura, mi contenido, mi alma aún valen algo más que tres centavos. Me niego a valer sólo tres centavos.

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