jueves, 21 de mayo de 2009

Minutero


Un día despiertas con la sensación de que lo que hiciste ayer, aunque estuvo totalmente mal, ya no importa porque ahora está en el pasado, ya es historia. Sin embargo, hay cosas que uno no puede olvidar, que no puede dejar pasar. Esas son las que marcan nuestras vidas.
Un día, te encuentras viviendo la vida que no pensaste vivir jamás. Te encuentras viviendo con una familia que te adora, con tu esposa que te quiere, con unos hijos preciosos y hasta con un perro que siempre está dispuesto a mover su cola cada vez que te ve llegar por las tardes. Pero, eso no es todo. En realidad, no es más que el comienzo de todo.
Un día, dijiste que serías mejor hombre de lo que eras en aquel entonces, que ya es mucho decir porque solo eras un niño de 12 años. Ahora, cuando las canas ya poblan parte de tu cabello, recuerdas todas las cosas que te llevaron a ser el hombre que eres hoy y solo puedes concluir que esta vida que tienes es mejor de lo que jamás pensaste.
Un día, pensaste en todo lo que sufrió tu familia y dijiste que no deseabas eso para tu futurible e hipotéticos esposa e hijos. Era lo mínimo que podías desear. Además, sólo se trataba de un niño de 12 años, sólo un niño ingenuo, uno que no sabia nada de la vida pero que, con el tiempo, llego a entender que ésta llega a ser a veces tan difícil como aleccionadora.
Un día, te encontraste con una esposa adorable, una que vivía por ti, que moría por ti. Una persona que sería capaz de todo por tí. Una persona que siempre llevas en el corazón. Una mujer que siempre supo complacerte en todo lo que deseaste. Una que supo cuidarte cuando enfermabas y no podías seguir adelante. Una mujer que siempre tuvo una palabra de apoyo lista para darte.
Un día, ya no estas a su lado. Ya no los ves correr por la playa cuando iban a pasear. Tampoco los veras luchar por el control remoto cada fín de semana. No, eso ya termino. Tú ahora tienes muchas canas, muchas arrugas. Tantas cosas que no se pueden ocultar
Un día, te encuentras con todos alrededor, unidos en tí. Un día, sólo un día y ya no estas. Un día para llegar y uno para irte. Despacio, todos vamos despacio pero, siempre seguro. Y, así, llegas hasta donde vivo y te recibo con mis largos brazos abiertos. La vida es lo que deseas que sea y no eres más que un reflejo de eso.
Una noche…

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